El Tempisque, un gigante que muere en silencio

Por Jafeth Mora

  • Desde las faldas del Volcán Orosí hasta las aguas del Golfo de Nicoya, camina un río enfermo, no por causa de la naturaleza, sino por la acción humana y su indiferencia.
  • Pequeños productores sobrevivientes de la sequía vuelven a ver al Tempisque con ilusión, pero se han encontrado con la triste realidad de un río maltratado.
  • Los escenarios climáticos para la cuenca del Tempisque muestran que, de no tomar decisiones pronto, el río, el sistema de ecosistemas que sostiene y los beneficiarios de sus aguas podrían sufrir una catastrófe.

“Se va a ir yendo poco a poco y en silencio, como es él, un río que camina silencioso. Quizá sea ese silencio entre sus riberas lo que lo está matando, o el silencio en el Minae, o en el Sinac, o el silencio en los encargados de las concesiones, de la minería, o el silencio de los mismos guanacastecos, es un silencio vicioso que tarde o temprano traerá nuevas realidades insostenibles”, relató José Palma Villalobos, un hombre de 84 años, vecino de Belén de Carrillo y defensor del río desde hace 60 años.

Es la vida de Guanacaste, la principal arteria de la provincia, todo gira alrededor de él. Recorre los poblados más importantes, sostiene las principales actividades económicas, alimenta con sus aguas los humedales, parques nacionales y áreas silvestres protegidas, hasta terminar su camino en el Golfo de Nicoya, luego de 144 kilómetros de sobrevivencia.

El río Tempisque lucha por sobrevivir entre presas, bombas de agua legales e ilegales, desagües de aguas negras, dragas, camiones cisterna, vagonetas, falta de presupuesto, falta de recurso humano, coliformes fecales, plaguicidas, deforestación, incapacidad de control… la lista sigue. ¿Cuántas vidas tendrá? o mejor dicho, ¿cuánta vida tendrá todo lo que depende de él?

El caudal del río ha venido decreciendo hace bastante tiempo. Este año la alarma sonó cuando los aforos manuales de la Dirección de Aguas del Minae reportaron zonas con volúmenes desde los 4.870 litros por segundo hasta los 167 litros por segundo, aguas abajo. En algunos puntos el río estaba prácticamente seco.

“Se está extrayendo más agua de lo que el caudal del río puede soportar”, consideró Allan Astorga, sedimentólogo de la Escuela Centroamericana de Geología de la Universidad de Costa Rica.

En fenómenos climáticos como la sequía de la que apenas intenta salir Guanacaste, la Dirección de Aguas asegura que no puede quitar concesiones o impedir que los extractores -al menos inscritos- dejen de sacar o saquen menos.

En meses como diciembre, enero, febrero, marzo y abril, el Tempisque se transforma en un hilo de agua, pues todo su caudal es absorbido por las diversas agroindustrias que viven a  sus orillas, dejando a una región completa en crisis.

Las enormes bombas clavan sus dientes en las aguas del Tempisque, lo secan. Aparecen carreteras sobre el río, donde se hacen pequeñas presas para contener el agua: son muros que se le ponen al cauce para extraerlo con mayor facilidad.

Oficialmente son 16 concesiones que autorizan la extracción de agua del Tempisque con una cantidad asignada,  pero no hay forma real de confirmar y controlar que sea ese volumen el que finalmente se extrae.

Si no fuera por la Estación Guardia, un punto de control ubicado en Liberia que fue construido por el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), no se tendría registro alguno del “pulso” de este río. No obstante, este punto de control fue cerrado en el 2010, dejando desde entonces el expediente en blanco.

“La estación Guardia es vital, pero no es suficiente, estamos buscando financiamiento para instalar dos estaciones aguas abajo de Guardia para efectos de control por tramos”, aseveró José Miguel Zeledón, director de la Dirección de Aguas del Minae.

La Dirección de Aguas asigna las concesiones a partir del caudal promedio histórico. Según los datos de la Estación Guardia, en el 2010, había un caudal disponible de 8.000 litros por segundo en el mes de abril.

Para abril de este año, se registra un total concesionado de 8.093 litros por segundo, con la enorme diferencia de que el mayor disponible registrado es de 4.700 litros, es decir, una sobreexplotación de casi el doble de la capacidad del Tempisque.

A la sobreexplotación oficial hay que sumar también las concesiones ilegales.  Durante el verano, el Tempisque se transforma en una autopista de camiones cisterna que desfilan por carreteras hechas en la ribera del río, por donde miles de litros salen por completo de la ecuación.

“Y es que no solo padece el río Tempisque y su parte ambiental, sino también los usuarios aguas abajo, que esto tiene que ver con el tema de equidad”, reconoció Zeledón.

El río que no llega

Dalila Cascante es una mujer de 63 años que desde hace 10, junto a su esposo Marcelo Mendoza, viven del cauce del Tempisque. Crearon una empresa de ecoturismo en Ortega de Santa Cruz, llamada “Palo Verde Boat Tours”, dedicada a dar tours por el río.

“Yo conocí hace 10 años un río rebosante; el río que tenemos ahora, es un río raquítico”, narró Cascante a UNIVERSIDAD.

Mientras hace 6 o 7 años podían hacer 3 tours por día, hoy únicamente pueden hacer uno o incluso ninguno, y no por el río, sino por la marea que entra y llega hasta el Refugio de Vida Silvestre Cipancí, donde se abordan las lanchas. Navegar sin marea significa arriesgarse a quedar encallado en cualquier parte.

Antes de empezar con su empresa,  Dalila y Marcelo eran pequeños productores de caña de azúcar y arroz. Los problemas que tuvieron con el riego y con la falta de agua, casi los hace irse de Guanacaste, pero decidieron arriesgarse con un emprendimiento que hoy se ve amenazado nuevamente por la falta de agua.

“El agua nos hizo falta hace mucho y hoy nuevamente nos tiene pensando. Los ingresos bajan si hay menos tours, pero no es solo eso, la vida del río baja, la belleza del río se acaba”, lamentó Cascante.

La creciente necesidad del agua en Guanacaste hace que pequeños productores vuelvan a ver el Tempisque y sus afluentes; tradicionalmente en manos de los más grandes.

Édgar Cantón Pizarro, fiscal de la Comisión Pro Rescate del Río Tempisque dijo que “el río ha sido desde siempre un acueducto para los grandes terratenientes y sus cultivos”.

Muchos pequeños productores en Guanacaste no tienen riego, mientras que solo la Central Azucarera Tempisque S.A (Catsa) posee más de la mitad del caudal otorgado en concesión por parte de la Dirección de Aguas del Minae en el río Tempisque.

Es un gran conflicto: las grandes empresas poseen grandes extensiones de terreno y, por tanto, grandes concesiones de agua; los pequeños, no poseen riego, podría estar a la orilla del río Tempisque o a kilómetros de él que nunca van a poder tener una concesión de extracción de cauce del río.

Ahora, si hacen un pozo artesanal, el Minae viene y se los cierra porque es ilegal, si no hay riego la caña o el arroz no da para subsistir, pero igual la cosecha se recoge por parte de los ingenios; cuando los parceleros llegan al ingenio a recoger su ganancia, más bien quedan debiendo.

Las ganancias no cubren el gasto en que incurrió el ingenio con el acarreo, muchos tienen préstamos, ya sea con Caja Agraria, con créditos agrícolas de diversos bancos o incluso, con el mismo Instituto de Desarrollo Rural (Inder).

Es decir, los grandes se preocupan por mejorar su producción, los pequeños por no perder su casa y su tierra.

“Por aquí han pasado ministros, diputados, a ver de qué forma nos ayudan y no ha pasado nada, la única opción es pagar. No vemos el sol claro, los pozos los quitaron la gente del Minae, junto con el sistema de riego que teníamos puesto, dijeron que había que hacer un pozo profundo y que para eso había que pagar 8 mil dólares; eso para nosotros es demasiada plata”, contó Ólman Álvarez, uno de los tantos pequeños productores de caña que ya perdió su parcela.

“Es muy contradictorio, ir a Filadelfia y ver los cañales de los ingenios verdes verdes y nosotros aquí esperando a que llueva,  no hay riego, tampoco nos dejan tener pozos, qué vamos a comer, ¿polvo?”, opinó Daniel Serrano, pequeño productor de caña.

Ante este ejemplo, Édgar Gutiérrez, jerarca del Minae, recomendó: “Que produzcan otra cosa, el problema es que el recurso hídrico es un recurso escaso y cuando es un recurso escaso, ahí es donde está el tema de la economía; la economía es la ciencia de manejar recursos escasos, entonces hay que ver que sí y qué no”.

Estos pequeños productores son algunos ejemplos de personas que siembran cada temporada con la esperanza de que llueva y de que sus cultivos prosperen, les generen ganancias y sobre todo, les permitan tener qué comer en la mesa de sus casas.

“Yo no escojo que no llueva, es la naturaleza, pero cómo me van a querer quitar la casa por eso, es muy duro, las deudas no perdonan”, mencionó Matilde Jaén Peña de 65 años, pequeña productora de caña que casi pierde su parcela; fue por medio de un préstamo hipotecando la casa que la salvaron.

Si un pequeño productor va a la Dirección de Aguas del Minae a pedir riego del río Tempisque, la respuesta es un rotundo no. José Miguel Zeledón, director de esta entidad, aseguró que no se puede sacar una sola gota más de este río, mientras que los pozos artesanales, por injusto que parezca, deben cerrarse según lo dispone la ley.

El río Tempisque para estos pequeños productores es solo un recuerdo, una foto. Otros ríos, afluentes del Tempisque también están acaparados por los grandes terratenientes. Ulises Cantón, pequeño productor de caña, de Filadelfia de Carrillo lo describe:

“Ahorita al río Tempisque lo tienen secuestrado cuatro lagartos que no son ni de Guanacaste. Nosotros no tenemos acceso al agua de ese río, hay que ser de buena plata para llevar agua de ese río a nuestras tierras, pero aunque pudiéramos, no se podría porque a ese río Tempisque lo tienen terminado”.

Menos agua, más contaminación

Allan Astorga, sedimentólogo de la Escuela Centroamericana de Geología y especialista en evaluación ambiental, aseguró que “el Tempisque es lugar de sobreexplotación y deterioro ambiental, no solo del río, sino de toda la cuenca”.

Jorge Arturo Jiménez, actual director de Marviva, desarrolló hace 10 años un estudio sobre el caudal ambiental en el río Tempisque, cuando ocupaba el puesto de director de la Organización de Estudios Tropicales (OET). Según Jiménez, desde 1987 se estaba superando la disponibilidad de agua en el Tempisque.

“Alertamos el mal manejo del caudal, se estaba concesionado prácticamente todo, teníamos un serio problema de impacto ambiental porque no se estaba tomando en consideración los caudales ambientales”, explicó Jiménez.

En aquella época, Jiménez asegura que determinaron el caudal concesionado basándose en el mes más crítico que es abril y había poco más de 8.000 litros por segundo otorgados en concesión, básicamente todo el caudal, es decir, lo mismo que está otorgado este año en el mes de abril (8.093 l/s), según datos de la Dirección de Aguas del Minae.

Ahora, a nivel subterráneo, también advirtieron elementos como el afloramiento de agua que posee el río Tempisque, que tiene que ver con una alimentación de agua desde los acuíferos por medio de las paredes del lecho del río; “una de mis sospechas es que es tanta la demanda de los acuíferos que el caudal del Tempisque se ha reducido”, explicó.

A esto, el Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo 2016 (WWAP 2016 por sus siglas en inglés)  lo llama “regímenes de agua que no logran incentivar su uso sostenido y equitativo”.

Cuando el informe habla de uso sostenido y equitativo, incluye a toda la vida que depende del río; por eso, los animales y la gran cantidad de ecosistemas y humedales que se alimentan de este río están en peligro.

“La consideración de la parte ambiental en el río Tempisque, sí debo decir que ha sido omisa, pero la ley de 1942, es la gran barrera, que nos limita a considerar muchos aspectos para ver el tema ambiente más cercano”, reconoció José Miguel Zeledón, al recordar la Ley de Aguas vigente desde hace 74 años, que no contempla la parte ambiental, principalmente lo relacionado al caudal ambiental, es decir, el agua que necesita el río para mantener la vida en sí mismo y en todos los ecosistemas que sostiene.

Datos del Décimo Tercer Estado de La Nación indican presencia de 24.000 coliformes fecales por cada 100 mililitros en el río Tempisque: “esto crea condiciones no permisibles para el contacto directo, tales como la natación o actividades de piscicultura”, destaca el informe. Además, detalló la presencia de plaguicidas y pesticidas en lugares como el Parque Nacional Palo Verde.

“Entre menos agua tenga el río, más contaminado se va a poner, pues el problema no es solo que el río disminuya su caudal, sino que entre menos caudal tenga, habrá menos capacidad de diluir contaminantes y, por tanto, habrá más contaminación”, detalló Gerardo Umaña Villalobos, especialista en Limnología del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología.

El mismo informe destaca la gran sedimentación que presenta el río, además de la contaminación por plaguicidas e insecticidas y la disminución de calidad en el agua del río abajo de las actividades agrícolas.

Además, otro de los grandes daños que tiene el Tempisque tiene que ver con lo deforestadas que se encuentran sus riberas, así como la cercanía de los diversos cultivos con sus aguas.

Pero la contaminación va más allá de que no haya una barrera entre el río y las plantaciones o el ganado. A 3,4 km de Ortega de Santa Cruz se encuentra uno de los lugares donde los vecinos de esta comunidad denunciaron contaminación por parte del Ingenio El Viejo S.A.

UNIVERSIDAD corroboró la presencia de un canal con aguas negras, tapado por un poco de tierra en donde el olor era insoportable. Vecinos aseguran que sucede siempre luego de la zafra, cuando se viene un aguacero fuerte, una draga quita el taponamiento de tierra y toda el agua se va al río Las Palmas, uno de los afluentes del Tempisque.

“No solo cantidad de agua es lo que necesitan, es calidad del agua”, expresó Jorge Jiménez, director de la organización Marviva, al referirse al agua que necesitan las especies y los ecosistemas para subsistir.

Tras consultar en reiteradas ocasiones a los principales ingenios de Guanacaste sobre su parecer con respecto a la sobreexplotación que denuncian los estudios, grupos organizados y las autoridades del Sinac, hace una semana se recibió respuesta vía correo únicamente de la Central Azucarera del Tempisque (Catsa) y de Azucarera El Viejo S.A, quienes aseguraron contestar dentro de una semana más. Tras llamadas reiteradas y un nuevo correo enviado a ambos, al cierre de edición no se tenía respuesta.

Río Tempisque: falta el agua desde el cielo y bajo tierra

Los problemas del río Tempisque no solo están en su superficie, también se pueden hallar en el cielo que lo cubre, bajo el suelo guanacasteco que aún remoja y en la falta de capacidad estatal para protegerlo.

Guanacaste viene saliendo de una de las sequías más fuertes de su historia, con un 2014 muy seco y un 2015 en el que solo llovió 11 días en todo el año; lo que pone en problemas la capacidad de recarga del río.

José Miguel Zeledón, director de Aguas del Minae, recordó que las aguas subterráneas son indispensables para comprender el río; y la presión que sufre el Tempisque por debajo también es grande.

Ya se tienen registrados en la Dirección de Aguas del Minae, 2.373 pozos en la cuenca del río Tempisque, además de las 373 solicitudes nuevas que se han hecho del 2000 hasta la fecha. A esto se suma una cantidad indeterminada de pozos ilegales.

Zeledón destacó que en Costa Rica construir un pozo no es delito, una de las principales falencias de la ley de 1942.

“Si vas a cerrar los pozos, tenés que pedir permiso, si no te dejan, de vuelta para atrás porque no se puede ingresar a propiedad privada. De pronto encuentras el pozo, lo cerrás porque está ilegal, pero vuelves y está abierto, se acusa por desobediencia a la autoridad, pero todavía no podemos llegar a condenar por usurpación de aguas”, explicó Zeledón.

El ministro de Ambiente y Energía, Édgar Gutiérrez, atribuye la situación del río Tempisque y de todos los que tienen problemas con riego, no solo al ciclo hidrológico afectado por el Fenómeno del Niño, sino también a “otros factores”, como el rezago de 40 años en infraestructura de distribución de agua.

“El país ha pasado durante los últimos 30 años de su historia con gobiernos tratando de desmantelar la función del Estado para transmitir competencias al sector privado. Cuando entró este gobierno encontramos una incapacidad, no solo de control sino también de inspección y no solo en la parte de los ríos, no, no, en todo, por ejemplo, la Dirección de Aguas necesita, por lo menos, tres veces más los inspectores que tiene para trabajar”, explicó el jerarca.

Además, José Miguel Zeledón aseguró que lo que ocurre en el río tiene que ver con una ley antigua y obsoleta, falta de decisiones oportunas, una mala gestión y una falta de recurso humano bastante considerable.

“Hasta el primero de abril del presente año, la Dirección de aguas solo tenía un funcionario en Guanacaste, ya hay ocho. No es el control exitoso. Debe haber un equipo de control con un equipo de gestión. Gastamos mucho tiempo en la oficina, y poco tiempo controlando lo que se gestiona”, admitió Zeledón.

La principal dificultad tiene que ver con el hecho de que no hay instrumentalización, no hay ningún tipo de medidor, la Ley de Aguas de 1942 no lo exige, como tampoco exigió en su momento Estudios de Impacto Ambiental (EIA), solo las concesiones que se hicieron después del 2004 lo tienen.

Es decir, de las 16 extracciones actuales inscritas, nueve no poseen ningún tipo de estudio y esto ha sido avalado por la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) en una resolución del 2010.

Para el geólogo y especialista en evaluación ambiental, Allan Astorga, esta resolución es contraria a la Ley Orgánica del Ambiente, y obvia la posibilidad de aplicar un Estudio de Diagnóstico Ambiental (EDA), mecanismo avalado por la Sala Constitucional también desde el 2010.

“Las instituciones, en vez de aplicar correctamente la legislación, hacen regulaciones que favorecen a quienes la están incumpliendo; las autoridades se han vuelto cómplices, se han vuelto parte del problema y no parte de la solución de lo que está pasando en el río Tempisque. Es una irresponsabilidad”, criticó Astorga.

El clima también asfixiará al Tempisque

Los mayores aumentos de temperatura y disminución de precipitaciones están en la cuenca del Tempisque.

Como si la acción humana no fuera suficiente, al río Tempisque podría terminar de asfixiarlo el efecto del cambio climático en diferentes escenarios. La cuenca es tan larga, que el clima presenta escenarios climáticos distintos según sea la cuenca alta, media o baja del río.

Según datos del Instituto Meteorológico Nacional (IMN) provenientes del Fourth Assesments Report (AR4), para el 2100 se podrían reportar “picos” máximos de temperatura de 7,92 grados en zonas como Liberia, cuenca alta del Tempisque. En la cuenca baja, podría haber aumentos hasta de 5,94 grados. En términos de precipitación la reducción también sería considerable.

Datos más actuales del Centro de Investigaciones Geofísicas (Cigefi), con información del Five Assessments Report (AR5) al año 2050, confirman que los cambios de la temperatura y la disminución de precipitaciones están ubicadas en el peor escenario.

Estos cambios se agrupan en escenarios llamados Trayectorias de Concentración Representativas (RCP, por sus sigla en inglés), son un camino específico que podría tomar el clima. Se podría decir que son “rutas de calentamiento”.

En este caso, dos tendencias climáticas representan un calentamiento por metro cuadrado:  una en la que el calentamiento va a ser de 4,5 watts por metro cuadrado (RCP 4,5) y el peor escenario donde este va a ser de 8,5 watts por metro cuadrado (RCP 8,5)

“En este momento estamos sobre la trayectoria del peor escenario. Ahora, el calentamiento es algo que no se puede reducir, pero sí se puede trabajar por reducir la posibilidad de que no nos calentemos a la temperatura del escenario más adverso”, explicó Lenín Corrales, experto en Cambio Climático del Catie.

Además, Corrales aseguró que “el problema no es que me suba la temperatura a un grado o dos, sino cuánto tiempo permanece ese rango de variación, teniendo en cuenta elementos como que la fotosíntesis en los manglares se detiene a los 35 grados”.

“Si hay un escenario donde tenés más temperatura y menos precipitación eso fisiológicamente se traduce con que las plantas van a necesitar más agua, tiene que ver con la evapotranspiración; en el caso de los humanos cada vez requieres hidratarte más. Lo mismo sucede con las plantas. Vas a tener un ambiente donde las plantas van a requerir más agua y más rápido. Entre más te calentás, más te agitás. Al haber mayor demanda de agua es indispensable que haya disponibilidad de esta”,  explicó.

Pero no es la temperatura y la precipitación lo único que aumenta, también aumenta la población y, por ende, aumenta la demanda de agua y de recursos. Según proyecciones del Centro Centroamericano de Población (CCP), para el año 2050, en el cantón de Liberia van a haber 36.165 nuevos habitantes, en Carrillo, 30.236 habitantes, en Santa Cruz, 36.499 habitantes y en Nicoya, 12.050. Es decir, los cantones por donde tiene presencia el río Tempisque van a tener 114.950 nuevos habitantes. ¿Será que van a tener río todavía?

“El último informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático)  indica que en Centroamérica va a seguir prevaleciendo la variabilidad en el Fenómeno del Niño; entonces el país debe prepararse para luchar contra el ENOS (fenómeno de El Niño, Oscilación del Sur), pues el IPCC dice que lo que acaba de pasar en Guanacaste es lo que va a seguir sucediendo, pero cada vez más agresivo”, destacó Corrales.

Según Corrales, adaptarse al cambio climático pasa por desarrollar en la cuenca análisis de vulnerabilidad, balances hídricos y escenarios de esos balances. Hacer inversión en innovación tecnológica y transferencia tecnológica, principalmente en el tema de la repartición y riego del agua.

Posibilidades de generar un cambio

Al ser el río Tempisque, la arteria principal de Guanacaste, debería ser motivo de una discusión muy seria entre los diversos sectores que dependen y viven de este río.

Allan Astorga aseguró que los municipios deberían  jugar un papel mucho más protagónico en este proceso de controlar, tanto las extracciones de agua como de material, y que debería  haber un mayor compromiso.

Además, hay opciones desde las universidades estatales, en donde se puede dar un primer paso por mejorar la situación. Pedir ayuda en investigación y en proyectos que se dirijan al monitoreo investigativo del río en sus diversos objetos de estudio.

Uno de los proyectos que propone Astorga es la creación de un Sistema Integrado de Protección Ambiental (SIPA). Según un estudio de Astorga, en el año 2004, había 16 direcciones en el país equivalentes a la Dirección de Aguas del Minae, que tienen responsabilidades en control ambiental.

“Desde el 2004 lo diseñamos, incluso se desarrolló un borrador del decreto ejecutivo de la conformación del SIPA. El Estado va y visita e inspecciona cualquier actividad, pero el funcionario va y vigila un pedacito de la legislación ambiental, si hay algún otro problema no lo aborda porque no le compete a su pedacito. Ese proyecto o lo tiraron a una gaveta o lo pusieron en un basurero vertical”, explicó.

Édgar Gutiérrez, Ministro de Ambiente y Energía, y Luis Guillermo Solís, Presidente de la República, decretaron el pasado 25 de julio en Nicoya, Guanacaste, la rehabilitación de los Comités de Vigilancia de los Recursos Naturales (Covirena).

Según Gutiérrez, los Covirena vendrán a satisfacer la labor que se desarrolla en materia ambiental, bajo la idea de integrar más a la comunidad en las labores de protección de los recursos naturales, apoyando al Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y sus competencias legales.

Además recordó el proyecto de embalse río Piedras, “Sistema de abastecimiento integral de la margen derecha del Tempisque”, que tratará de atender la demanda de agua subterránea en la margen derecha del Tempisque, que se traduciría a una mejora en el agua superficial del río;  la idea es quitarle estrés a los acuíferos y por ende al río.

Cosecha de agua llovida

Según el Informe Mundial del Agua 2016, la principal prioridad de los gobiernos debe ser proteger a la población que se encuentra en situación de vulnerabilidad y atender las exclusiones duras que enfrentan millones de personas que nunca salieron de situación de pobreza.

Los dos megaproyectos que tiene planteados el Gobierno para llevar agua a Guanacaste, tardarán, según lo planificado, al menos el embalse río Piedras, seis años en empezar a funcionar. La gran pregunta que se hacen los pequeños productores es qué va a pasar mientras se construyen.

Esta propuesta de captación de aguas de lluvia se origina del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) en Colombia, como parte de un proyecto llamado “Comunidades y Cuencas”.

Consiste en usar el techo de la casa o cualquier otro techo para captar agua. Guillermo Giraldo Ávila, del CIAT, explica el mecanismo como una opción sencilla para cosechar agua en lugares donde no hay ríos, manantiales, arroyo, lago o un canal de riego.

Si su techo es de láminas metálicas de zinc, esta idea le podría funcionar.  El volumen de agua que se coseche va a depender del tamaño del techo, hay lugares en donde la precipitación anual es de 500 milímetros de agua de lluvia por año y si tienes un techo de 50 m2, al año podrías recolectar 10 mil litros de agua.

En el caso de Guanacaste, la precipitación promedio anual es de 1.599,8 milímetros, es decir, teniendo un techo de 50m2, se podría captar hasta 40 mil litros al año.

Ahora, el año anterior en Guanacaste llovió un 44% menos, aun así captar agua por medio de techos sigue siendo una opción.

El primer paso es colocar alrededor del techo una canaleta, lámina de zinc o bambú. Como segundo paso se hace el lugar de almacenamiento, que pueden ser desde tanques de ferrocemento hasta envases plásticos grandes.

Cuando se almacena el agua se debe tener control en las impurezas; por eso se recomiendan los filtros que se pueden comprar hechos; las canaletas deben finalizar en el cisterna o tarro de plástico mediante tubos o canales.

Si se asume que el agua se recolecta para consumo en el hogar, en una familia de 5 personas que consumen en promedio 20 litros por día, el consumo diario serían 100 litros de agua por toda la familia. Es decir, usando el ejemplo anterior con 40 mil litros por año, esta familia tendría agua para 400 días. Técnicas de siembra como la hidroponía se podrían acoplar muy bien a este tipo de almacenamiento de agua.

La siembra de agua en Costa Rica es desarrollada y conceptualizada por el Centro de Investigación de Desarrollo Sostenible del Trópico Seco (Cemede) de la Universidad Nacional de Costa Rica en la Región Chorotega.

Proyecto publicado en el Semanario Universidad

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